"El Baile es un Plagio; un descubrimiento en si mismo"



-A Michelle de León-


Baila el día en su alba, la tarde en su horizonte,
la noche en su claroscuro Sereno.
Venerarán (Seguro) las flores El danzón místico
de las mariposas en Celo...

Bailan Los océanos, Los pequeños charcos
./Los papalotes en su vuelo/
Las fuentes en los parques vestidos de otoño.
Los manantiales que fluyen de las entrañas de la tierra
son los que bailan con los mejores pasos.

Bailan los Desiertos, los trigales Rubios que no he visto.
Las cuatro direcciones del viento
en la veleta y su horizonte
el tango clandestino,
en los  remolinos Sin giros repetidos
y sin estrellas que lo guíen.

Bailan tantas cosas, naturalmente
Los bailes son plagios de la naturaleza.
Nadie los inventó.
Solo descubrieron lo irreductible que es para al alma
aquella infalible Armonía en cada paso.

El baile es la utopía del inválido,
De que no ve, del que no escucha.
Dicen los que no saben:
-El baile no es lo es todo.
Todo estando a su paso y su rodeo.

El mundo es un repertorio de pasos extasíantes.
Las personas ciegas del alma caminan sobre él
y no saben bailar sus bailes...
y no saben siquiera que caminan.

El descanso último



Pronto tomaré el descanso que nunca he tomado
y despertaré, quizás, consciente de todo
en un hogar legitimo pero desconocido.

Hablaré a unos amigos que siempre
 llevé olvidado de las manos.
Y andaré con ellos calles recobradas en el tiempo.

¡Lo sé! pronto despertaré en otra cama,
y a otro nombre responderé.
Y dormiré nuevamente, y dormiré
y al despertar será otra cosa ésta piel que habito.
Y otro rostro será el del espejo 
en el cual me reconoceré incierto, y sin pasado eterno
es que existe eternidad después del sueño,
si es que existo...

Pronto tomaré el descanso que nunca he tomado
 el cual sin imprevistos llegará.
El polvo volverá al polvo
y estas palabras serán ecos
de algún recuerdo,
                        de algún suspiro

                                                de algún olvido. 

Ecos del reflejo

Suelo sentarme algunas tardes
a escuchar música en idiomas que apenas comprendo.
Me relaja vanamente la idea de no saber
que patrañas del mundo dicen esas canciones.

«No soy de corromper la tranquilidad de la materia en la que habito.
Por andar balbuceando las palabras de un idioma individualista
en el cual no he nacido a saber»

Pero la verdad es que me preocupan otras cosas...
aquellas tardes en las que me siento frente al espejo
y hablo profundamente en mi idioma nativo.
Practico el buen uso de sus gestos, naturalmente.
Me escucho agudamente masticando palabras
que mis ancestros tardaron en colgar
con tal promiscuidad en el vocablo
que se apodera de mi boca.
Mas no comprendo que le pasa legítimamente al del espejo.
Que habla igual que yo con tal silencio.
Sonríe igual con tal mirada;
el gesto mismo que perfecto parece decir adiós
al que llorando se aleja
recodo a recodo de entre el espejo
con la sonrisa profanada en los labios..

El mayor de los caminos.

Alguien sabrá a donde voy 
Taciturno aquel a quien no le molesta la espera. 
¡Lo se! 
Nadie sabe a donde vengo... 
Nadie va contando mis pasos a saber 
que tanto he andado estos caminos 
que tanto he buscado por doquier 
que tanto he sufrido en desvelo. 

Alguien sabrá de donde vengo, y lo sabe. 
Trillan en sus pasos, las huellas de quien me busca... 
Lo sabe. 
Nadie entiende porque viene 
y ha sabido tanto, el jamas, el porque vive 
que tanto ha venido a estos caminos 
que tanto ha esperado ser encontrado 
que tanto ha querido a flor de piel. 

Han pasado los días, y sabemos 
lo insuficientes que han sido para encontrarnos... 
La noche, la tarde vencida en el ocaso 
El sueño 
ha vencido por desvelo a este cuerpo cansado. 
«Mañana quisiera despertarme en mi mismo 
encontrarme plácidamente despierto y sin condiciones» 
Alguien sabrá entonces donde me busco 
vendrá sin epifanías y recelos a mi encuentro.

A mitad del suelo y el sofa.


Ayer encamine mis pensamientos


por las calles enmasilladas del tiempo.
« El tiempo cura las heridas» Hay quienes dicen.
Ayer era simplemente el Viernes de siempre.

Adentelle suavemente aquellos caminos del tedio,
Los sobrepuse...
me encontré placidamente dormido
frente a la ventana que no daba a ninguna parte
en el silencio petrificado en su semblante.

Desde el jueves, nacía aquella imposicion incurable
ante aquel espacio prismático
que daba igual abierto que cerrado.
¡Que promicuidad de ingenio
se adhería a mi aburrimiento!

Era viernes entonces. No podía admitir otro día para inicial el jubilo de la semana.
Me pesaban las pupilas emancipadas de otredades, frente aquel espacio absurdo por el cual iban volando los inicuos pensamientos del Jueves sempiterno. Rumbo al tanatorio donde eran cremados aquellos pesados recuerdos que arrastraba del Lunes, el Martes y el Miércoles.
En los cuales malheridos fueron naciendo este Sábado y el Domingo que pronto espera... Y dan descanso a mi sitibundo cansancio.

Ven...

Dicen que ofrecer el amor ya ha pasado de moda
Yo quisiera ofrecerte a pesar de todo el amor mio,
comenzando por poner de moda mis manos en tus manos,
y el porvenir en nuestros pies mientras hacemos camino.
Mi abrazo en tu cintura; caminar despacio y ligeros
como a quien lo lleva la brisa.

Ven, quiero poner mis latidos en tu pecho,
y mi silencio en tu silencio 

para que me escuches en todas partes.

Ven, quiero poner de moda tu desnudes vestida de mis manos

que también está desnuda.

Atracar en tu puerto, tocar todas tus puertas
Abrigar el invierno en tu piel
el otoño que se deshoja  en tu llanto.

Ven, que quiero poner de moda mis besos en tus labios
tus labios que predican futuro en los míos.

Epilogo incompleto.

Todo se precipitó a mis reencuentros contigo.
Fue una hecatombe de tiempo perdido acaso
un torbellino implacable de sueños Fortuitos,
errando al borde del abismo.
Descendiendo en su irreductible olvido…

La luna, solidaria quedó a mi ventana
y fue buena conmigo, sin saberlo.
¡Ay de aquellas noches en que faltara
en que tardara a acompañarme en mi sufrir!
¡Ay de aquellas noches!
Son los vinos más amargos;
Los rincones más oscuros en mis recuerdos.

Todo quedó como habías predicho
con tu clarividencia miope de horizontes.
De evidencias clandestinas, de libertad y vuelos lejanos.

¡Ay el amor! Ese espíritu indeleble
que fecundó la felicidad a aquellos instantes
que hicimos eternos.
El cual golpeamos fuertemente con nuestras inmadureces
su inculpable veteranía.

¡Ay el amor! Esa inalcanzable utopía
que nos alcanzó desprevenidos y sin tiempo.
Esa inexplicable sin rostro parecido y sin apellido.
Sin sexo, sin dueño
Sin síndrome de edad o fallecimientos.
Se alejó lentamente como le alcanzó la prisa.
Desistió de estos cuerpos moribundos
Y nos dejó tristes y errantes/ Cavilando.
Sangrando la terrible agonía
los desdenes de su eterno hospedaje.

Todo acabó como debía de acabar
En este cuento no compartido.
En esta soledad anticipada y reencontrada
nuevamente en sí misma.

Lo sufrimos todo.
Lo vivimos pie a la letra sin que inmutase una palabra,
o dos puntos suspensivos adheridos a éste final
Le dieran riendas sueltas
A la infame utopía que nos des-conquistó
y no pudimos alcanzar por falta de fuerzas.

Todo se precipitó, todo absolutamente todo.
La lluvia inesperada y sin abriles.
los caminos a sus sombrías farolas
tu pelo a su peine, mi rostro insulso a su espejo.
El desencuentro a sus vías.
El viento frío del invierno al estío
Los navegantes insomnes de tus ojos y los míos
Al Naufragio de aquel mar inconquistable del olvido.

Todo quedó en su ruina edificada…
en su migaja de destiempo
en su lágrima disecada.

Todo acabó.
Regresando taciturnos y cabizbajos
estos cuerpos que habitamos

en la nausea del nunca jamás
del posible imposible...

Hasta las costas del exilio incondicional de la soledad
que siempre (o casi siempre)
espera con sus puertas abiertas.

Si no es que chocamos nuevamente con el amor, ya preparados.
O con la muerte y su discurso fúnebre y silente.

Letanía del Desencuentro.

Quién podría imaginar tanto silencio,
tú frente a tu orgullo de piedra
yo frente a tu boca que no masticaba palabra.
Hubo que profanar ante el viento

aquellas reliquias que fueron deseos
yo volcado como bajel en tu mar,
tú impenetrable como búnker en los riscos.

Avasallado al pensamiento,
busqué el espacio exacto
de llevarte hasta mis brazos cansados de espera,
y te alejabas.
Le hablé a tus oídos y no fui escuchado
le hablé a tu silencio con voz de recuerdo,
a tu alma que entre ojos preferían
mejor los besos que nunca nunca
en mi vida había dado con tanta tibieza.

Vacío regresé tras la puesta del Sol
a mi soledad de puertas abiertas.
A pesar de aquel viaje largo que tomé a tu encuentro.
Del que anduve navegando
entre océanos aislados de incertidumbre
entre costas, cocoteros
y edificaciones de bello placer frente al mar.No encontré motivos
para decirle que ha éste silencio entre dos,
ha éste silencio infausto,
ha ésta letanía encorvada
no le cabe olvido aunque muera,
aunque mueras,
aunque nos muramos los dos.

A aquel amor platónico

No es que sienta esperanza de tu abrazo.
Pero algo queda, aun cercano de esta lejanía
aun lejano de encontrarnos frente a frente y sin escasos besos.
Y deshojarnos por completos hasta la raíz
y salvarnos de aquella espina hasta sangrar la inocente cobardía,
que frustró nuestra unión eterna entre dilemas e inciertos.

No es que sienta esperanza de tus besos
a media asta de esta agonía
al saludarnos o despedirnos, siquiera.
Pero algo en tu presencia quebranta aquí en mi alma
la fría oscuridad... que no es tan fría a ratos.
cuando estalla en tu mirada de fluorescencia bengala
aquella luz que me guía en lo oscuro a mí mismo.

¡Lo sabes!
Has visto siempre en mis ojos el niño que soy en tu presencia.
Has escuchado en mi silencio aquello que a palabras en mi boca
no mastico con delicados gestos ni letanías.
Has sentido que hasta en el respiro que se asienta a tu hombro,
al darnos el abrazo que no condena, sin inmutar...
lo inquieta que es esta alma que solo encuentra paz tu lado...
y cuando a tu lado me encuentro conmigo mismo
Espalda al mundo y a nuestro lejano olvido.
"Apaga la luz y cierra la puerta" 

Anda, camina por las calles vestida del mundo,
que hay quienes te esperan para soñar contigo.

Desnúdate, hazte viento y cura las almas malheridas
que sufren tus dolores
y socorre a tus pies al final del camino.

Y si no puedes evitarlo por un instante
sientate a mi lado
toma un libro, tomemos café de la misma taza
hablemos todas las vivencias nuestras
hasta que nos madrugue la noche.

Que a tu partida no le sea largo el camino
y a tu pasos no le sea lento el tiempo
para que pases de prisa
para que pases y crezcas.

Y si el pensamiento aquel se apodera nuevamente
Al salir: apaga la luz
y cierra la puerta de esta condena.

Y márchate sin mirar atrás esta casa tan desolada
a esta otra alma malherida y vencida tras la puerta.