X



Un papalote jamás alzará el vuelo
cuando llovizna.
El agua en tierra ahogará sin tiempo
al que no es pez
al que no es paloma
al que se arrastre acaso,
al que no es llovizna.
Este manto triste y frío de nubes grises
sollozo de ángel, sangre de río.
Cae, he invade mis ojos
corre por mis mejillas
y se lleva la tarde lentamente
lentamente.

Un papalote jamás alzará el vuelo
cuando llovizna;
En plena llovizna y estando en tierra
ahogada de muertos
sin tarde y sin prisa.
Sin aire y sin dueño.
Poema a una vecina lejana




Era impredecible esa muchacha, y bella por cierto.
No le bastó con hacer sus sueños realidad,
sus pesadillas fueron como cuentos
para niños que dormir les era imposible en el barrio.
Su realidad carecía de instantes,
hasta que probó vivirla a ratos
y le bastó incontables para ser feliz, y fue feliz por cierto.



Era hermosa,
no cabe en mis ojos el mundo que ocupaba su belleza 
Como tantas rosas que florecidas en su jardín.


"A pesar de que la mañana dormía en sus ojos,
atrapó la tarde en sus manos
y llevó el ocaso hasta su almohada y durmió la noche"
Era indomable recuerdo, insaciable.
Aun así el amor le salia por los poros
y todo lo que tocaba concebía de ella su esencia.

A pesar de todo aquello que habitaba en su ser,
yo no era la luz que brillaba en sus ojos.
Distante fuí como el horizonte
que se hunde en los abismos del olvido
de una tarde sombría,
un esqueleto polvoriento en una esquina de su cochera, un misterio.
Yo no era para ella, y lo sabía.
siendo ella para todos como ese amor incalculable
menos para mí que le amaba a escondidas
con su nombre apenas, con sus días.

Hoy he abierto la ventana y ya no estaba.
Su sueño era de otro que acaso la amaba.
Yo la amé también, a escondida pero amé.
Sin necesitarla, con deseos, sí.
de vivirla como si fuese el último de mis días.

Era impredecible esa muchacha.
Insaciable y llena de deseo.
Era el mundo que necesitaba ver cada mañana
 Al abrir la ventana frente a la suya que hace tiempo estaba cerrada

 IX
Epílogo de nuestro encuentro 
Las malas noticias traen consigo un silencio interminable
intacto y frío como las hojas de un árbol caído.
Así se hizo presente aquella mañana incomparable
Tu voz hundida en el más profundo silencio.
tus ojos, tu rostro completo, tu sonrisa
como recuerdos intactos llevo de aquel día.
No faltaron palabras ante aquel silencio que todo decía.
Me miraste fijamente,
me mediste y me pusiste a tu altura.
Ya había crecido lo suficiente, supongo.
Y sabías que estaba listo para el momento
 en la que tu partida se hizo presente como un capitulo más,
un instante en vida que habría de vivir
en algún periodo irrepetible.

Padre, las veces que he soñado contigo
a sido cuando menos te recuerdo.
Estás o no, intocable, lejano de la cruda realidad
en la que eres simplemente añicos en un sepulcro olvidado.
En el cual me miras y yo te escucho.
Hablo, mas mi voz no es escuchada donde te encuentro
y me es imposible tocarte.
Y admiro que no has envejecido en nada
desde aquella última vez en que nos encontramos
en este mismo lugar de siempre.
Mas yo parezco de tu edad o quizás más viejo
tal vez más que en aquel día en que naciste
para que yo naciera eternamente.
Fuiste valiente a terminar de crecer
ante tantos perjuicios y el epílogo del todo
para enseñarme todo aquello del camino.
Igual fuiste un egoísta y te moriste.
Decías que el universo era demasiado pequeño
y partiste para adelantarte a su encuentro.
¡Eras un cobarde, sabes!
preferiste la soledad antes de detenerte en el camino
te enardeciste en calma,
y en algunos momento de embriaguez
sin reparo me robaste las lágrimas que no había llorado
 hasta ahora que lo hago con tu recuerdo.
Tú muerto sumergido en aquel olvido
Yo vivo y extrañándote la existencia.
Así tenía que terminar nuestro encuentro, padre.
Así tenía que terminar nuestro encuentro
en  éste un más allá inexistente.
VIII 
 Aquel despertar

Miré en tus ojos un abismo en soledad.
Cuando fui a rescatarte de aquella oscuridad
en la que estabas sumergida con mi luz
tu sombra se alejó enmudeciendo mis pasos
hasta el abismo en el cual desperté
malherido llorando tu muerte.
VII

Silencio y nada más...

Siempre es lo mismo; Lo mismo siempre del todavía.
Reina del silencio, rey del mismo,
esclavos huecos y sin ruido.
es este infierno que habito cuando no te tengo.

Por eso amo las cosas sencillas,
y las complejas que llevo las amo también de igual manera.
Porque son como campanas que resaltan ante el tiempo,
y el silencio viejo que habita como enigma
en los rincones de esta casa,
de esta alma despoblada que lleva el viento consigo
a tu más hermoso recuerdo.
V


Sentires 

Las cosas distantes son tan hermosas,
que tenerlas cerca es una simple utopía.
Por eso te prefiero donde estás, distante.
Donde no puedo tocarte ni sentirte,
pero si soñarte.
IV
Ingenuidad
Necesito amarte en silencio, en silencio amarte.
tras el ruido de una inerte soledad, soledad inerte.
Inerte como todas las cosas que no hacen ruido.
que no hacen más que amarte en su condenado callar.
Es allí donde prefiero amarte; Amarte prefiero,
amarte en paz.
Porque amarte en silencio necesito;
en silencio amarte, en soledad amar.

Aunque amar no es necesitarte
desearte, sino quererte.
Entonces amarte en silencio quiero
frente a frente espalda al mundo
y su libertino remate... 
y su ingenuo callar.
Letanías del desencuentro
Quién podría imaginar tanto silencio,
tú frente a tu orgullo de piedra
yo frente a tu boca que no masticaba palabra.
Hubo que profanar ante el viento
aquellas reliquias que fueron deseos
yo volcado como bajel en tu mar,
tú impenetrable como búnker en los riscos.

Avasallado al pensamiento,
busqué el espacio exacto
de llevarte hasta mis brazos cansados de espera,
y te alejabas.
Le hablé a tus oídos y no fui escuchado
le hablé a tu silencio con voz de recuerdo,
a tu alma que entre ojos preferían
mejor los besos que nunca nunca
en mi vida había dado con tanta tibieza.

Vacío regresé tras la puesta del Sol
a mi soledad de puertas abiertas.
A pesar de aquel viaje largo que tomé a tu encuentro.
Del que anduve navegando
entre océanos aislados de incertidumbre
entre costas, cocoteros
y edificaciones de bello placer frente al mar.
No encontré motivos
para decirle que ha éste silencio entre dos,
ha éste silencio infausto,
ha ésta letanía encorvada
no le cabe olvido aunque muera,
aunque mueras,
aunque nos muramos los dos.


VI
 La llama sin humo

 No me ames porque te lo pido...
Por pena siquiera, no me ames.

La pasión a pesar de su complejidad
es deseo propio del individuo, no del ser humano.
Ámame no porque sientas la necesidad
o el deseo de necesitarme, o desearme.

Ámame si estoy o no estoy contigo.
Y si prefieres no me ames, aunque me ames.
No me quieras aunque quieras,
si al final te invade el deseo del olvido.

Escepticismo e incertidumbre

No ames a alguien por necesitad o deseo. Porque el amor no es eso.
No es necesidad, no es deseo.No es pena, ni mucho menos es pasión.
Si estás con alguien por algunas de estas cosas, es eventual que no la amas.
Tampoco es la manera correcta de amar decir que no lo sabemos.
Es un error inmenso y concluyo que lo es, porque amar es otra cosa muy diferente a aquellas que nos condenan a la necesidad, al deseo. A la pena, a la pasión de estar con alguien en nuestra vida para no sentirnos solo. Solo sin dioses y sin todos aquellos demonios que perturban en la más vacía soledad.
Lo que conocemos y creemos que es el amor en nosotros es la necesidad. Otra invención humana para desligarnos de lo que es el verdadero amor incondicional ante todo, y para todo.
Nosotros no amamos a Dios por el simple hecho de pensar que es el principio de todas las cosas.
Todo el que dice amar a un Dios lo que es un gran mentiroso. Hay que ser otro dios para amarlo verdaderamente como nos ama a nosotros a quienes no necesita ni desea. (Si es qué existe un dios, y existo)
Es en sí la representación de un amor verdadero. Si consideramos plenamente la existencia de un diablo que si nos necesita, y desea para hacerle frente a aquel que es todo principio y amor.
Porque por amor nacemos y sin el muchos morimos.
Tal vez por eso no sabemos lo que es el amor.
Es algo palpado, etéreo e inconcluso ante toda teoría humana, pero sentido.

Espacio

Espacio

-¿Qué eres? Me he preguntado tantas veces.
Hago lo posible por recordar al menos que eres
porque hasta ayer he descubierto lo que soy
y lo que no era realmente por instinto.
Alguien dijo que estoy aquí, y aquí existo.
Pero no se quienes o que son
aquellos espectros de lo que habito.
y menos si existen aquí donde estoy plantado
Sentado ha espaldas de lo que no veo y es mirado.
Dicen que estás absolutamente donde no estoy.
Que estoy donde no estás, pero estamos.
-dicen, estamos.
Lo que no existen, eso dicen.
Lo que advierten del destino
inexistente que tenemos predicho
De donde estás y donde estoy
Donde estamos donde vamos
donde vivimos y donde morimos.

Fugaz

Insomne la noche pasa por mi ventana.
Estas cuatro paredes miopes trituran la cordura angosta
que queda desde donde la pienso hasta la puerta.

La noche es oscura entre estrellas fugaces.
Las ventanas abiertas devoran los fantasmas
que se escapan de mis manos.
La luna restrega en mi rostro cabizbajo
la ausencia del día y el aire que transita
desde los rincones más absurdos de mi inocencia.

Cavilo, la noche es fría, mayo aun es joven
y mis veinticinco primaveras pesan más
que aquéllas que aun me restan por vivir
que aun me restan por matar.
Ensimismado en mi delirio llevo en mi rostro
el interminable gesto de tristeza
hasta la almohada que acomoda en si
el sueño, la ilusión marchita, el trabajoso día
que traigo a cuesta, caminando bajo.
Mientras pasajera la noche pasa,
La noche pasa,
la noche pasa y nace el día.