"Apaga la luz y cierra la puerta" 

Anda, camina por las calles vestida del mundo,
que hay quienes te esperan para soñar contigo.

Desnúdate, hazte viento y cura las almas malheridas
que sufren tus dolores
y socorre a tus pies al final del camino.

Y si no puedes evitarlo por un instante
sientate a mi lado
toma un libro, tomemos café de la misma taza
hablemos todas las vivencias nuestras
hasta que nos madrugue la noche.

Que a tu partida no le sea largo el camino
y a tu pasos no le sea lento el tiempo
para que pases de prisa
para que pases y crezcas.

Y si el pensamiento aquel se apodera nuevamente
Al salir: apaga la luz
y cierra la puerta de esta condena.

Y márchate sin mirar atrás esta casa tan desolada
a esta otra alma malherida y vencida tras la puerta.
"Al tocar el fondo"

Quiero levantarme una pena
que duerme cabizbaja en mi hombro cada tarde.

Es la pena aquella
la nube gris que se incorpora en mis pupilas
y moja el frente del paso a pronto dado.

Que cansada es la tarde aquella
en la que mis pasos se hunden en el llanto
anubarrado que cae hasta mi huerto.

Quiero levantarme una pena
secarme el llanto extinto
hasta tocar el fondo que siempre espera.

Quiero levantar de pronto y de buena vez
La no asentada cabeza,
el firme paso que me conduce
por los caminos venideros del futuro.
La ausencia del astro menor

Cuando la luna se ausenta
las estrellas respaldan a la noche oscura.
Y cuando las estrellas también se ausentan
¡Qué triste es la noche declamada en mis versos!

Todo lo distante es una oscura silueta
oscura como la noche
Oscuro como el espacio vacío en el cielo
donde no es presente el lucero de plata
y las miles de miradas distantes que nos siguen.

Es mar es intranquilo
Los perros de mi calle caminan cabizbajos,
y sin sombras caminan
y sin calles caminan al sin paradero.

Cuando la luna se ausenta
mi ventana es igual cerrada que abierta.
Es mi verso triste como el feliz que no he escrito.
Es mi guitarra desenfundada
como la voz de un muerto, que cavilo
al deambular por las calles
esperando la madrugada.
"A tu muerte"


Quién iba a prever que aquel silencio inoportuno
sepultaría tu sonrisa.
Temprano a tus cuarentas y tantos
un ser alado en tinieblas atravesó la puerta
y nos dejó en llanto.
¡Qué mañana más fría aquella!
¡qué noticia tan cruda!
¡qué dolor inaguantable ha quedado!
De tan inesperable visita, Padre.
La luna Ausente



Pareciera que te arrastras todos los misterios
de la noche entre los ojos.
Delirante la Saeta se posa ante tus pies
diáfanos sobre la hierba mojada,
y en cada hebra de cabello que reposa
en tu tan lejano horizonte.
Sublime se tejen los sueños de las ninfas del holocausto
y de estas horas condenadas a ver pasar la noche
sin ti a cuestas.


¡Ay de aquellas noches que no te pensara
y me indignara a verte pasar por mi ventana
ahuyenta de los rayos del día!
Era entonces la neblina poseedora de luciérnagas insatisfechas
la que negaba a mis pies de sus pasos,
y a mis ojos del destino abstracto en tu ausencia.


Pareciera que traes contigo todos los caminos recorridos,
y los no recorridos de otros necesitados
del instante único e insomne de tu mirada.
Y los confundes astutamente con los que no recorreré
a falta de unos pasos irreverentes
y de una estrella que me guíe
claramente por los caminos sombríos.
Es difícil, es dura como la imagen inmóvil de un álbol caído
sobre el terreno yermo, la noche sin ti.
Es difícil que se proclamen los noctámbulos en tu ausencia.
En la que se inquieta la marea
que devora la costa roca a roca.
En la que calla el aullido del lobo aguerrido
y todas esas cosas vivientes
como el grillo que obra para sí mismo
sobre tus pasos plantados en la tierra fría.


Pareciera sin tanto parecer que te vence el día nuevamente
y te quedas dormida en mi costado
cubierto de hojas mustias.
Dormida en el hastío
que te arrastra con el viento gélido de la madrugada.


Mas el atardecer de hoy
no trae nuevamente esperanza de tu regreso
y vence en mí, y en mis pasos anticipados,
la neblina que recae sobre el respiro del mundo
sin ti asomada en la ventana
sin ti nadando en mis pupilas.
Sin ti haciendo sombra a la muerte.


I

mas allá me espera el descanso eterno de todo los días.

La noche invita entre ventanas a la luna

esta pasa, y entra como el frío en mi alcoba

e invade todos los rincones con su rito de vaiven
y marcha al ver el Sol en su vuelta y persigue la oscuridad

como si alguien en el más allá

la esperara descubierta y sin brillo.

II

La mañana se levanta en sus cantadas

tras el osado plumaje que encrespa su garganta, y al cielo canta.

Estrepitosamente canta su sonata al tiempo


que pasa sin lamentos, sin llanto y con prisa.

III

El reloj marca la hora pactada,

me levanto de ultratumba y sigo mis pasos

sobre el mundo que se derrumba en su mentira.

Y voy siendo feliz, tristemente feliz y sin rumbo.

al ocaso del fiel atardecer que me espera

incitando a la muerte que canta en soledad.
"Frente a los años"
Si nos llega la noche amor,
toma mi mano y ven a soñar conmigo.
Que tal vez mañana al despertar
el día lleve consigo la lucidez de nuestros rostros
y al mirarnos al espejo
ya no seamos nosotros quieres se reflejen.
En El Viento

En tu vejez padre, bailé los Sones de mi inocencia.
Caminé y me hundí sobre tus huellas
aun más grandes que las mías.
Fueron estos mis pasos como un perro travieso
detrás de tus pasos.
Descansé en tu regazo, y lloré innumerablemente
tantas veces en tus hombros caídos de esfuerzo.
Hoy, hundo tus huellas aun más
en la tierra donde hiciste camino.
(La cual labro con pasos insomnes)
¡Bailo padre!
Bailo aun aquel Son que fraguaste en un silbido.
Descanso en tu recuerdo, descanso...
Y lloro tu ausencia al viento que te trae consigo
y me lleva contigo lentamente,
lentamente en un abrazo de almas distantes.

Tu Imagen

"Tu Imagen"


Nunca imaginé que llevara en mi sed tu boca.
Signo hipocondríaco de que si no te bebo a besos
esta sed insaciable trataría sorbo a sorbo
de consumirme íntimamente.
La noche, inexperta en fin
nunca falta para incorporarse en mi tristeza
con su ojo de plata y aquel vestido gris
colmado de estrellas.
/La noche sobra cuando no estás
Y de vez en cuando también
me delata el día con su triste amanecer/
Quejumbrosa es la noche en la que tu ausencia
se respalda de la inútil imagen que guarda tu silencio.
No dice palabra;
inepta, no dice palabra,
mas le habla a todo el espacio en que no estás
y da sed a esta boca
que no deja de mencionar tu nombre, mujer.
" Fábula del pesaroso"

Cuando llegue el día de mi júbilo ya estaré muy viejo para enamorarme a primera vista.
Me basto siquiera de un bastón para enmendar la espera consumida.
Pasa que cuando niño era muy joven para el amor,y de adolescente era demasiado distraído para esas cosas.
Ahora que siento cabeza en el andén pasa el amor aventurado por mi vera.
A veces a pasos insomne o como veleta, y otras veces ajeno, abrazado a su pareja camino al precipicio.
Al pasar los autos con sus luces penetrantes pasa el amor fugazmente consigo y se siembra en mis ojos miopes de tristezas; que aun distraído en recuerdos precoces e infantiles se pregunta:
-¿Cómo es qué el amor tan joven e insurgente se pasea sobre mi semblante entumecido, mustio y árido con tanta proeza?
Así como si ha primera vista me esperara sentada en otro andén desabrigando un paraguas ante la desquiciada lluvia que no deja de caer sobre mis zapatos.
"Invasión"

Al dormir, puedo escuchar la lluvia
caer como clavos sobre mi tejado delgado
de hierro fundido.
Al viento empalmarse sobre el seto rústico
de madera que cubre mi existencia
dormida al mundo.

Al despertar, el imponente sol
ya ha atravesado la ventana golpeada por el tiempo,
y ha secado por entre sus grietas
el llanto existente de esta vil pobreza.
"Otra llovizna, y nada más"



Chantal, tú no eres tan imponente

como dicen las ráfagas de viento que te rodean.
De pasar, pasar lo tienes descrito
en tu ojo solitario de melancolía;
Que lleva tu cuerpo insomne
al páramo infalible del descanso eterno.
Una borrasca de ira te alimenta
tras el paso indomable
por el cálido Caribe de tu desventura.
Una llovizna tibia
que sorbo a sorbo engorda las presas
mas no delata la esperanza del pueblo
que está atento a tu paso
por el sueño indestructible
que erigió esta patria bendita.
Instante


Nos dijimos "Hola", y fue para toda la vida.
Porque si hubiese surgido un adiós inesperado
toda la vida hubiese sido hasta aquel día.


"El sonriente" (Micro-cuento)



Era más feo que la oscuridad, y más flaco que el hambre.
Y aun así caminaba por las calles de la ciudad, arrastrando su alegría.


"Bolerito"








Quisiera vivirte, amanecerte
morirte y amarte eternamente.
Ante todo aquello, conocerte
despertar
dejar de sólo soñarte.

Desprendimiento




Así, como la nube gris sobre el firmamento se incorpora
bajo mis pestañas una borrasca de tristeza se asemeja.
La llovizna es el llanto divino del tiempo
sobre el páramo yermo del hastío.
Y así como aquella llovizna es mi llanto,
un centenal de estrellas que se desploma y gravita
sobre la huella que se incorpora en el pavimento árido,
rústico y sin alma.
El mar abarca todo el deseo del hombre
ensimismado en su proeza.
El barco a la deriva lleva a su lejano oriente
el rostro desmesurado por el sueño incumplido,
el salitre y el llanto extinto de la inepta soledad.
La verdad, es que del mar no tengo dudas.
Es tan profundo como éste abismo oriundo
que oscurece íntimamente mis ojos.
Y que todo aquel espacio que no respiro
a falta de ganas,
y una mujer que me desarme a su antojo
e involucre en mis partes legitimas
la pieza palpable e irritable de tabúes.
Cómo dudar ante tan frívolo mar,
inquietante y a su vez sereno en mi desventura.
Ahora que frente a su inmensidad y lejanía
despido el más vil recuerdo mio del pasado.
Y todo aquel dolor que se desprende de mis pupilas
y terminan agrietando su orilla fusilante
e inquebrantable por las olas.
"Allá es"

Tras el horizonte donde sucumbe el sol
hay alguien que me espera y es mi hogar legitimo.
Es allá donde van todas estas palabras en el viento
es donde vuela en libertad, la américa indomable
sobre el jardín del edén, que da paso a este amor,
A este caminante lejano y sombrío.


.
"Alusión del llanto sobre la Cripta"

Lo difícil de llorar es secarse el llanto extinto.
Mojarte las manos desde la raíz
Salvar una sonrisa
cuando dentro se desborda el alma.
Lo difícil del llorar es contener el cuerpo
que se desploma fragmentado
sobre la silueta impermeable.
sobre la huella hundida en el páramo
donde se levanta petrificada la tristeza.

Lo difícil de llorar es secarse el llanto.
la sustancia inequívoca de dolor
sobre la estatua vana, que decora
la superficie del descanso eterno.
"La vasta lluvia y la siembra"




El mojado cambia el panorama desde el horizonte,
hasta el rostro pálido del campesino y su siembra.

Con ganas de llorar el cielo se desborda
el pequeño río crece; el pez a la intemperie
mojado por el llanto divino camina a saltos.
Arropado por el suelo desgarrado
Por los sueños despoblados
por el pueblo hundido desde su cimiento
hasta la simiente que dio frutos placenteros.

Ya dispersado el cielo, descarriado el pez
expuesta las ruinas, el sol,
 el devastado huerto
el campesino despavorido llora,
llora y se hunde la tierra en sus pies,
 en el sollozo de la aurora
de una mañana incierta.
donde la lluvia no había caído
donde el pez no había saltado
dónde el campesino valido...
 no pensó perder su sueño.
Sigo

Padre, a ti te sigo desde la infancia,
Más allá del sueño que tuviste un día
Doblegado en tu presente.
Aun incorpórea tu existencia sigo,
sigo aun tus pasos, padre,
infalibles y difíciles de caminar
con la cabeza erguida 
Dueles fuera este cuerpo que no es mio.
Ajeno, reciclable que camina por el mundo.
Dueles dentro,
en esta reliquia irremplazable, Alma mía.
indomable y estéril a lo que afuera
que no es más polvo que germina...

Y al polvo volverá,
a los pies del mismo soplo
al origen que puebla la orilla del mar
alcanzado por las olas
en el páramo del olvido.
Noctámbulo que hace camino

Esta ciudad llevará mi nombre en sus venas,
y mis huellas hundidas en sus calles.

Algún día será mi alma otra que subsista
adyacente en sus desbordes de mares y fronteras.
En sus parques, levantado ante una fría imagen
petrificada de tristeza.
En sus calles desoladas, acaso habitadas de olvido.

El poeta no sucumbe, dicen. -Se divide.
Vuelve el hombre a ser partícula de aire
que arrastra el viento como hoja seca.
Vuelve la sangre de sus venas
al río en el que lo habrán lavado, perfecto.
Al desventurado nimbo del que habrá nacido...

El poeta renace, dicen. En cada sol
en la hierbabuena que mastica el día
en las voz del horizonte
en los libros ocres, y paredes mudas
colmadas de musgos y verdades.


Así,
esta ciudad llevará mi nombre en sus venas
y mi cansancio en sus calles silentes.
Mi cuerpo en su tierra fértil, frívola y ardiente de estío.
Al resucitar en el nombre hecho a llanto
a noches largas, plácidas e inquietas.
Al cantar en la voz de sus gorriones,
Al trillar en el silencio vivo de sus madrugadas.
Si es que llego a morir un día
ya recorrida todas sus calles,
sus valles, inciertos y praderas.
A un amor cobarde

¡Lastima!, es la paga de nuestros errores
cuando no es un final perfecto.
Lo prometiste
ibas a ser feliz, y supongo que lo fuiste.
Me tomé la libertad de dejarte libre
¿Lo recuerdas?
Aquella noche de mis manos, y volaste.
Te quise libre y dejé de necesitarte
si es que acaso te necesité otra día que no fuera domingo.
Mas no fuiste feliz, egoísta.
No fuiste feliz a pesar de que mi felicidad
se sostenía de la tuya.
Porque si eras feliz yo era feliz,
aunque no fuera conmigo
era este felicidad mía.
Lo prometiste, ¿Recuerdas?
Aquella noche mustia
invadida de luces,
el camino largo y tu partida.
Dejé de ser tu jaula y volaste,
dejaste de ser mi anhelo y volaste sin mirar atrás
donde comenzaba el mundo y acabara todo.
Volaste, entonces las lágrimas no faltaron
a tu felicidad no cumplida
a mi felicidad incierta.


X



Un papalote jamás alzará el vuelo
cuando llovizna.
El agua en tierra ahogará sin tiempo
al que no es pez
al que no es paloma
al que se arrastre acaso,
al que no es llovizna.
Este manto triste y frío de nubes grises
sollozo de ángel, sangre de río.
Cae, he invade mis ojos
corre por mis mejillas
y se lleva la tarde lentamente
lentamente.

Un papalote jamás alzará el vuelo
cuando llovizna;
En plena llovizna y estando en tierra
ahogada de muertos
sin tarde y sin prisa.
Sin aire y sin dueño.
Poema a una vecina lejana




Era impredecible esa muchacha, y bella por cierto.
No le bastó con hacer sus sueños realidad,
sus pesadillas fueron como cuentos
para niños que dormir les era imposible en el barrio.
Su realidad carecía de instantes,
hasta que probó vivirla a ratos
y le bastó incontables para ser feliz, y fue feliz por cierto.



Era hermosa,
no cabe en mis ojos el mundo que ocupaba su belleza 
Como tantas rosas que florecidas en su jardín.


"A pesar de que la mañana dormía en sus ojos,
atrapó la tarde en sus manos
y llevó el ocaso hasta su almohada y durmió la noche"
Era indomable recuerdo, insaciable.
Aun así el amor le salia por los poros
y todo lo que tocaba concebía de ella su esencia.

A pesar de todo aquello que habitaba en su ser,
yo no era la luz que brillaba en sus ojos.
Distante fuí como el horizonte
que se hunde en los abismos del olvido
de una tarde sombría,
un esqueleto polvoriento en una esquina de su cochera, un misterio.
Yo no era para ella, y lo sabía.
siendo ella para todos como ese amor incalculable
menos para mí que le amaba a escondidas
con su nombre apenas, con sus días.

Hoy he abierto la ventana y ya no estaba.
Su sueño era de otro que acaso la amaba.
Yo la amé también, a escondida pero amé.
Sin necesitarla, con deseos, sí.
de vivirla como si fuese el último de mis días.

Era impredecible esa muchacha.
Insaciable y llena de deseo.
Era el mundo que necesitaba ver cada mañana
 Al abrir la ventana frente a la suya que hace tiempo estaba cerrada

 IX
Epílogo de nuestro encuentro 
Las malas noticias traen consigo un silencio interminable
intacto y frío como las hojas de un árbol caído.
Así se hizo presente aquella mañana incomparable
Tu voz hundida en el más profundo silencio.
tus ojos, tu rostro completo, tu sonrisa
como recuerdos intactos llevo de aquel día.
No faltaron palabras ante aquel silencio que todo decía.
Me miraste fijamente,
me mediste y me pusiste a tu altura.
Ya había crecido lo suficiente, supongo.
Y sabías que estaba listo para el momento
 en la que tu partida se hizo presente como un capitulo más,
un instante en vida que habría de vivir
en algún periodo irrepetible.

Padre, las veces que he soñado contigo
a sido cuando menos te recuerdo.
Estás o no, intocable, lejano de la cruda realidad
en la que eres simplemente añicos en un sepulcro olvidado.
En el cual me miras y yo te escucho.
Hablo, mas mi voz no es escuchada donde te encuentro
y me es imposible tocarte.
Y admiro que no has envejecido en nada
desde aquella última vez en que nos encontramos
en este mismo lugar de siempre.
Mas yo parezco de tu edad o quizás más viejo
tal vez más que en aquel día en que naciste
para que yo naciera eternamente.
Fuiste valiente a terminar de crecer
ante tantos perjuicios y el epílogo del todo
para enseñarme todo aquello del camino.
Igual fuiste un egoísta y te moriste.
Decías que el universo era demasiado pequeño
y partiste para adelantarte a su encuentro.
¡Eras un cobarde, sabes!
preferiste la soledad antes de detenerte en el camino
te enardeciste en calma,
y en algunos momento de embriaguez
sin reparo me robaste las lágrimas que no había llorado
 hasta ahora que lo hago con tu recuerdo.
Tú muerto sumergido en aquel olvido
Yo vivo y extrañándote la existencia.
Así tenía que terminar nuestro encuentro, padre.
Así tenía que terminar nuestro encuentro
en  éste un más allá inexistente.
VIII 
 Aquel despertar

Miré en tus ojos un abismo en soledad.
Cuando fui a rescatarte de aquella oscuridad
en la que estabas sumergida con mi luz
tu sombra se alejó enmudeciendo mis pasos
hasta el abismo en el cual desperté
malherido llorando tu muerte.
VII

Silencio y nada más...

Siempre es lo mismo; Lo mismo siempre del todavía.
Reina del silencio, rey del mismo,
esclavos huecos y sin ruido.
es este infierno que habito cuando no te tengo.

Por eso amo las cosas sencillas,
y las complejas que llevo las amo también de igual manera.
Porque son como campanas que resaltan ante el tiempo,
y el silencio viejo que habita como enigma
en los rincones de esta casa,
de esta alma despoblada que lleva el viento consigo
a tu más hermoso recuerdo.
V


Sentires 

Las cosas distantes son tan hermosas,
que tenerlas cerca es una simple utopía.
Por eso te prefiero donde estás, distante.
Donde no puedo tocarte ni sentirte,
pero si soñarte.
IV
Ingenuidad
Necesito amarte en silencio, en silencio amarte.
tras el ruido de una inerte soledad, soledad inerte.
Inerte como todas las cosas que no hacen ruido.
que no hacen más que amarte en su condenado callar.
Es allí donde prefiero amarte; Amarte prefiero,
amarte en paz.
Porque amarte en silencio necesito;
en silencio amarte, en soledad amar.

Aunque amar no es necesitarte
desearte, sino quererte.
Entonces amarte en silencio quiero
frente a frente espalda al mundo
y su libertino remate... 
y su ingenuo callar.
Letanías del desencuentro
Quién podría imaginar tanto silencio,
tú frente a tu orgullo de piedra
yo frente a tu boca que no masticaba palabra.
Hubo que profanar ante el viento
aquellas reliquias que fueron deseos
yo volcado como bajel en tu mar,
tú impenetrable como búnker en los riscos.

Avasallado al pensamiento,
busqué el espacio exacto
de llevarte hasta mis brazos cansados de espera,
y te alejabas.
Le hablé a tus oídos y no fui escuchado
le hablé a tu silencio con voz de recuerdo,
a tu alma que entre ojos preferían
mejor los besos que nunca nunca
en mi vida había dado con tanta tibieza.

Vacío regresé tras la puesta del Sol
a mi soledad de puertas abiertas.
A pesar de aquel viaje largo que tomé a tu encuentro.
Del que anduve navegando
entre océanos aislados de incertidumbre
entre costas, cocoteros
y edificaciones de bello placer frente al mar.
No encontré motivos
para decirle que ha éste silencio entre dos,
ha éste silencio infausto,
ha ésta letanía encorvada
no le cabe olvido aunque muera,
aunque mueras,
aunque nos muramos los dos.


VI
 La llama sin humo

 No me ames porque te lo pido...
Por pena siquiera, no me ames.

La pasión a pesar de su complejidad
es deseo propio del individuo, no del ser humano.
Ámame no porque sientas la necesidad
o el deseo de necesitarme, o desearme.

Ámame si estoy o no estoy contigo.
Y si prefieres no me ames, aunque me ames.
No me quieras aunque quieras,
si al final te invade el deseo del olvido.

Escepticismo e incertidumbre

No ames a alguien por necesitad o deseo. Porque el amor no es eso.
No es necesidad, no es deseo.No es pena, ni mucho menos es pasión.
Si estás con alguien por algunas de estas cosas, es eventual que no la amas.
Tampoco es la manera correcta de amar decir que no lo sabemos.
Es un error inmenso y concluyo que lo es, porque amar es otra cosa muy diferente a aquellas que nos condenan a la necesidad, al deseo. A la pena, a la pasión de estar con alguien en nuestra vida para no sentirnos solo. Solo sin dioses y sin todos aquellos demonios que perturban en la más vacía soledad.
Lo que conocemos y creemos que es el amor en nosotros es la necesidad. Otra invención humana para desligarnos de lo que es el verdadero amor incondicional ante todo, y para todo.
Nosotros no amamos a Dios por el simple hecho de pensar que es el principio de todas las cosas.
Todo el que dice amar a un Dios lo que es un gran mentiroso. Hay que ser otro dios para amarlo verdaderamente como nos ama a nosotros a quienes no necesita ni desea. (Si es qué existe un dios, y existo)
Es en sí la representación de un amor verdadero. Si consideramos plenamente la existencia de un diablo que si nos necesita, y desea para hacerle frente a aquel que es todo principio y amor.
Porque por amor nacemos y sin el muchos morimos.
Tal vez por eso no sabemos lo que es el amor.
Es algo palpado, etéreo e inconcluso ante toda teoría humana, pero sentido.

Espacio

Espacio

-¿Qué eres? Me he preguntado tantas veces.
Hago lo posible por recordar al menos que eres
porque hasta ayer he descubierto lo que soy
y lo que no era realmente por instinto.
Alguien dijo que estoy aquí, y aquí existo.
Pero no se quienes o que son
aquellos espectros de lo que habito.
y menos si existen aquí donde estoy plantado
Sentado ha espaldas de lo que no veo y es mirado.
Dicen que estás absolutamente donde no estoy.
Que estoy donde no estás, pero estamos.
-dicen, estamos.
Lo que no existen, eso dicen.
Lo que advierten del destino
inexistente que tenemos predicho
De donde estás y donde estoy
Donde estamos donde vamos
donde vivimos y donde morimos.

Fugaz

Insomne la noche pasa por mi ventana.
Estas cuatro paredes miopes trituran la cordura angosta
que queda desde donde la pienso hasta la puerta.

La noche es oscura entre estrellas fugaces.
Las ventanas abiertas devoran los fantasmas
que se escapan de mis manos.
La luna restrega en mi rostro cabizbajo
la ausencia del día y el aire que transita
desde los rincones más absurdos de mi inocencia.

Cavilo, la noche es fría, mayo aun es joven
y mis veinticinco primaveras pesan más
que aquéllas que aun me restan por vivir
que aun me restan por matar.
Ensimismado en mi delirio llevo en mi rostro
el interminable gesto de tristeza
hasta la almohada que acomoda en si
el sueño, la ilusión marchita, el trabajoso día
que traigo a cuesta, caminando bajo.
Mientras pasajera la noche pasa,
La noche pasa,
la noche pasa y nace el día.




II


Anclado
No me libres del mar, no me libres.
De sus olas y sus rocas
que son como campo de fusilamiento.
No me libres de su profundidad y lejanía
como rostro reflejado en el olvido.

Déjame perderme en silencio, cabizbajo.
Pensando desde adentro lo injusto que es
no condenarme a tus labios, a tu cintura.
Al cáliz de deseos que llevo dentro;
que llevo fuera de mi proa como gaviota errante.
No me detengas, por favor ¡No lo hagas!
Porque no vale la pena quererte así de esta manera
si la gloria que me toca vivir sin ti en esta cercanía,
me sabe al infierno de quedar anclado en tu partida.
I

No vale la pena quererte así de esta manera.
Háblame de tu silencio
que yo te hablaré del silencio mío.
Háblame, dame razones;
dime que existe un convenio irreductible
 en el cual descanzarán los besos mios en tu boca.
Y entender que lo único que muere entre los dos
es la razón de no entendernos
de no hablarnos, y de así querernos;
de no existirnos.
III
Libre 
Yo te quiero libre como el viento,
sin limitaciones, ni largos mares.
Yo te quiero incondicional de mí...
Incondicional del tiempo.

Otros finales



Al Encender las luces, todas.
mató de sorpresa las sombras que entonces le seguían.

Detrás de tu partida.















Al despertar, aquella mirada;
aquella voz distante entre murmullos
solo era la proliferación de la habitual mañana gris
que se adentraba persistentemente por la ventana única
condenada al ultraje del frívolo Sol.
Me abrazaba entonces la mañana fría
a falta de su abrazo siquiera.
Así se hizo sentir su ausencia al regresar
el recuerdo suyo escapando detrás del horizonte
el pleno vuelo.
Dejando mi lecho ungido de su endeble aroma.
dejando en mis manos cicatrices de su osado plumaje.
Dejando en mis labios el deseo de un último beso.
La decrepitud de la tarde tras el horizonte Por el cual marchó
se hizo también recuerdo suyo.
Como las plumas que se desprendían de su cuerpo
Al tocarle el viento que la arrastraba consigo.


Me abrazó frívolamente antes de partir, recuerdo.
Y es el único recuerdo que llevo pasmado desde entonces.
Me desplumó de sí y marchó con mis anhelos de volar a su lado.
-¡Ay por qué le enseñe a volar!
Es hoy mi lamento, martirio y condena
Si a mis intentos de volar a solas
nunca pude despegarme a más de un metro del suelo
donde pisaron alguna vez sus huellas y podía seguir sus pasos.
Al despertar tan solo,
el tiempo se aprovecha y trae consigo
el recuerdo en el cual volaba hasta mi cansancio
en pleno insonmio
.
.

¡Ay amor!




¡Ay amor!
Yo quisiera agradarte tal como soy...
mas al parecer te interesa en mí
Lo que no puedo ser.