VI
 La llama sin humo

 No me ames porque te lo pido...
Por pena siquiera, no me ames.

La pasión a pesar de su complejidad
es deseo propio del individuo, no del ser humano.
Ámame no porque sientas la necesidad
o el deseo de necesitarme, o desearme.

Ámame si estoy o no estoy contigo.
Y si prefieres no me ames, aunque me ames.
No me quieras aunque quieras,
si al final te invade el deseo del olvido.

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