La eterna espera del otoño.




















I
Como la mustia suave y fría,
que yacen entre mis pies desnudos
y en pleno mes de otoño te esperan...

                                             Te esperaré
Sentado en flor estaré entre hojas secas;
entre troncos caídos de un olvido,
estupefacto ante la desnudes de los arboles
que lentamente visten la corteza de los suelos
con la juventud de tu partida.

Sentado el flor estaré en la espera
que corran nuevamente los ríos
entre las venas que e cortado
y el aire que inerte de delirios ha quedado
ahogado entre estas  pálidas paredes
que me separan de tu camino huido.

 II

Tal vez,
haya sido el otoño en mis ojos
o el desvelo de esta noche infausta
responsable de esta ganas, y estos versos
y una que otra cana debajo del sombrero
de recuerdos que acopla la imagen de tu partida
donde no dejo de pensarte y esperarte eternamente.

Es este otoño interminable  he in-saciado de versos
el que anticipa la vejez en mi piel
y deja  atrapada la mustia suave y fría
entre en las cortinas que mece el viento.

Es este otoño insurgente he inquebrantable
el que en si germina el des-concierto
responsable de esta eterna espera
frente al espejo diáfano de la ventana
que para ti aun permanecen abiertas.

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