Ciego de Olvido.

















Desperté angustiado aquella mañana,
y la madrugada no había amanecido en la ventana.
Estaba ciego, y no era  de amor.
Cuando estuve ciego de amor,
aquella ocasión despertaba en las mañanas
y  la madrugada si dormía en mi ventana
completamente vestida del mundo.

Estaba ciego y no era de celos.
Cuando estuve ciego de celos,
despertaba culpable de ausencia
y sueños distantes de media noche.
Mas, encontraba la madrugada
mirando desnuda de vergüenza tu retrato.

Estaba ciego y no era la rabia que cegaba
mis sentidos en desconcierto.
No esta vez, ni aquella vez de angustia
en las que no dormía la madrugada
ni vestida ni desnuda en el páramo de tu vientre
diezmado de atardeceres nublados.

Desperté deslumbrado de blanco y frío invierno.
Rodando entre  los  extremos del lecho
indiferente de celos, de amor y de rabia.
Transmutándose en ausencia la que venía  siempre
y se desvestida del mundo frente a tu retrato que no sonrió
al despertar aquella mañana
en tu pleno olvido.

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