"El transeúnte que olía a muerto" (micro-relato)





El matador le dice al transeúnte :
-Toda verdad tiene su precio.
¿Cuál es el tuyo para que permanezcas en silencio?
La verdad que escucha esto, interrumpe en la consciencia del que iba a ser asesinado y en silencio le dijo:
- Ya tu precio ha excedido los limites, a la hora de que digas cualquier verdad nadie más que tú en un espejo roto te la va a creer, porque no eres más que una victima que tiene los ojos bien grandes para mirar y unos oídos bien abiertos que escuchan lo que el silencio ha dejado secuestrado en sus rincones para que así nadie mas que tú lo escuche, como la tierra que cubre aquel cadáver que no ves en ti y nadie más que el tiempo lo verá deteriorar en un rincón oscuro donde solo  el matador y el olor nauseabundo que destila saben donde está. Ya da igual que aceptes o no lo que te ofrezcan, porque no fuiste buscado para esto, tú mismo viniste a ver si te daban al menos una muerte honrada por lo que sabes. Y nadie que tenga una clase social más alta que la que llevas arremangada en el hombro te habrá de escuchar o creer lo que dices como no me quieres crees a mi que he tardado en responder y tratar de salvarte.

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