Carta a la dueña de mi alma

Hoy como cada día no he dejado de comprender que nacer para estar condenado a tu amor fue mi destino incierto. Nunca había sentido esto en mi vida y tampoco precisé sentirlo hasta que tu mirada se perdió con la mía aquella tarde que no recuerdo de primavera. Jamás había visto lo bello que es y lo cruel que puede ser el amor cuando no es correspondido. Desde aquella primera vez he guardado solo y exclusivamente mi corazón para ti cuando realmente no lo merecías.
En aquel camino que tanto había creído ridículo encontré que escribía infinitos versos por cada sensación de amor que surgía en tu ausencia. Aún cierro los ojos e imagino que el susurro del viento que entra por mi ventana es tu respiro. Que el cálido y ligero aire que corre es la esencia de tu cuerpo rozando el mío. Solo me cuesta soñar contigo y idealizar que te tengo a mi lado para sentirme feliz en esta soledad. Ya que ha sido la única forma de aplacar la ausencia de tu cuerpo en mi mundo irreal que es éste en el que vivo. Comprendo los errados destinos de la vida y las dificultades que me distanciaron de tu presencia. este mismo destino que aún estoy viviendo alejado de ti, hoy día me tiene anhelando el momento que sin duda me da esperanza, a pesar de todos aquellos días, meses y años que se han hecho infinitos en mi vivir, que he esperado para poder decirte que el amor que había aún late en el corazón por ti...

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