Noctámbulo que hace camino

Esta ciudad llevará mi nombre en sus venas,
y mis huellas hundidas en sus calles.

Algún día será mi alma otra que subsista
adyacente en sus desbordes de mares y fronteras.
En sus parques, levantado ante una fría imagen
petrificada de tristeza.
En sus calles desoladas, acaso habitadas de olvido.

El poeta no sucumbe, dicen. -Se divide.
Vuelve el hombre a ser partícula de aire
que arrastra el viento como hoja seca.
Vuelve la sangre de sus venas
al río en el que lo habrán lavado, perfecto.
Al desventurado nimbo del que habrá nacido...

El poeta renace, dicen. En cada sol
en la hierbabuena que mastica el día
en las voz del horizonte
en los libros ocres, y paredes mudas
colmadas de musgos y verdades.


Así,
esta ciudad llevará mi nombre en sus venas
y mi cansancio en sus calles silentes.
Mi cuerpo en su tierra fértil, frívola y ardiente de estío.
Al resucitar en el nombre hecho a llanto
a noches largas, plácidas e inquietas.
Al cantar en la voz de sus gorriones,
Al trillar en el silencio vivo de sus madrugadas.
Si es que llego a morir un día
ya recorrida todas sus calles,
sus valles, inciertos y praderas.

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