A un amor cobarde

¡Lastima!, es la paga de nuestros errores
cuando no es un final perfecto.
Lo prometiste
ibas a ser feliz, y supongo que lo fuiste.
Me tomé la libertad de dejarte libre
¿Lo recuerdas?
Aquella noche de mis manos, y volaste.
Te quise libre y dejé de necesitarte
si es que acaso te necesité otra día que no fuera domingo.
Mas no fuiste feliz, egoísta.
No fuiste feliz a pesar de que mi felicidad
se sostenía de la tuya.
Porque si eras feliz yo era feliz,
aunque no fuera conmigo
era este felicidad mía.
Lo prometiste, ¿Recuerdas?
Aquella noche mustia
invadida de luces,
el camino largo y tu partida.
Dejé de ser tu jaula y volaste,
dejaste de ser mi anhelo y volaste sin mirar atrás
donde comenzaba el mundo y acabara todo.
Volaste, entonces las lágrimas no faltaron
a tu felicidad no cumplida
a mi felicidad incierta.

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