
Tan solo soy un gorrión sin nido,
otro sueño descalzo condenado al silencio
y al frío sin abrigo.
Expuesto a los golpes de la vida
y las cicatrices que forja el sin-destino.
Solo soy otra ave desmembrada y sin rumbo,
otra nube solitaria que no llegó a ver caer
la tarde en el horizonte por velar la noche
y quedar dormido.
Tan solo soy el insignificante jirón
que secuestra la hemorragia de un tiempo
con en cual no cuento y es indispensable
para saber si hice bien o hice mal
mientras desconozco al rudimentario
titiritero de la vida.
Seguiré caducando con las horas
de este tiempo que se escapa por la cicatriz
y el sudor árido de aquel reloj de arena
que marca la condena que aun no a terminado.
Al pagar sin consumir la apostasía de dos sin mente
y por el pecado de haber nacido sin nido,
sin abrigo y sin inculcados valores.
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